Recorriendo el sendero hacia tu boca me pierdo, y disfrutando de las formas de tu cuerpo me entretengo, pero no consigo centrarme en cosa alguna, cuando tú, con tu presencia me deslumbras.
No veo el camino que me lleve a tu regazo, pero en lo que busco y busco al final consigo encontrarlo, pegado a tu figura yo me muevo, concentrado en tus pasos por si me pierdo.
Tu morena melena se mece al viento, tapando tu preciosa cara en este nuestro firmamento, el que iluminas con esos dos luceros que son tus ojos.
Al son de tu contoneo me mezo, amarrado en tu cintura para que no me lleve el viento, el viento que mueve la marea de nuestros sentimientos.
El abrigo de tu cuerpo me protege del frío invierno, y quiero estar junto a ti en todo momento, en el frío de tu mente y en lo candoroso de tu corazón, el que robé un día sin querer ser un ladrón.
Todo me huele a ti, como el azahar en la primavera, la suave brisa del mar y la suerte de tenerte a mi vera.
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