El hombre del lago (C20)

Regreso a Madrid

Dados los acontecimientos deje Cantabria y me dirigí rápidamente a Madrid, casi nada mas colgar la llamada que había mantenido con Lucia, quede con ella en unas horas en el Retiro, yo al menos tardaría unas 4 horas en llegar así que por lo menos hasta las 6 de la tarde no llegaría. La huida hacia delante había acabado, por fin me enfrentaría a mis miedos a la cara y lucharía por llevarme conmigo a Lucia, fuera de esta oscura trama que nos había envuelto.

Ya no recordaba lo que eran los atascos en la A-6 de entrada a Madrid hasta que no me tope de bruces con uno justo a la altura de Villalba, el viaje a contra reloj me había hecho devanarme los sesos para plantear un final de obra digno de todo el sufrimiento que habíamos tenido que soportar, Juan me las iba a pagar todas juntas, desde que intento atropellarme y lo consiguió, mi vida estaba patas arriba, siempre de arriba para abajo, y encima pagando peaje, por haber sobrevivido de manera tan milagrosa.

Todo eso y mucho mas pasaba por mi cabeza, como cuando conocí a Lucia en el viaje de Alemania y luego en nuestros encuentros, allí en Madrid, en el Retiro, junto a la casa de cristal frente al pequeño lago…, me parecía mentira volver de nuevo a Madrid, pero esta vez para quedarme, vivo o muerto, pero ya estaba harto de huir y de no poder compartir mi vida con la mujer que quería, ya estaba harto de todo y como parecía ser que ya había pagado mi deuda celestial, quería volver a ser una persona normal, aunque si todo esto no hubiera ocurrido, posiblemente yo no hubiera ni si quiera existido, o si no, quien hubiera salvado a mis padres en el lago... en fin no me arrepentía de nada, y que me quitaran lo bailao, pero ya era hora de parar, y sacarme y sacarnos de esta espiral de miedo y peligro en el cual estábamos inmersos.

Eran ya casi las seis cuando por fin enfile por la calle Alcalá hasta cerca de una de las entradas del parque, aparque el coche en una calle cercana junto al Hotel Wellington, y entre al Retiro por la puerta de Madrid, cuando cruce aquellas puertas pronto me sobrevinieron un montón de recuerdos, de cada una de las tardes que había pasado por allí al encuentro de Lucia, como si fuera un chiquillo, como si fuera la primera vez.

Era ya casi de noche, aunque solo fueran las 6 ya que era pleno invierno, hacia un frío muy intenso, y el poco pero gélido viento que de vez en cuando me golpeaba, arremolinaba las hojas que los encargados de la conservación del parque todavía no habían retirado, conforme me iba acercando a la casa de cristal, puede ver que Lucia no estaba, así que preferí esconderme al otro lado del pequeño lago que hay frente a la casa de cristal junto a la cascada, por si las moscas.

Había pasado ya casi media hora y no aparecía nadie, y el teléfono de Lucia comunicaba todo el rato, como siempre las mujeres llegando tarde, pero Lucia no solía llegar tarde era muy puntual, casi británica, pero ya me empezaba a desesperar cuando vi una sombra que se acercaba por el lado contrario de donde yo había venido, por donde normalmente solía llegar Lucia, pero no conseguí ver si era ella, desde luego era una silueta de mujer, la cual se acerco a la casa de cristal y se sentó en el banco donde solíamos hacerlo, la observe un poco y la verdad que se parecía bastante, era ella…

Raquel llego un poco tarde al sitio donde su hermana le había indicado que fuera, pero no había nadie, se sentó en el banco tal y como le dijo su hermana y espero, hasta que de pronto alguien le tocó el hombro desde atrás. Se giró y en su cara se dibujo una mueca de terror, ya que no se esperaba encontrar a quien vio.