En una dimensión diferente

Bienvenidos a esta otra dimensión, donde las ideas y los pensamientos, van de la mano de experiencias vividas e historias de una ficción, de lo mas real.

lunes, 15 de febrero de 2010

El hombre del lago (C9)

El viaje a Cádiz (parte 1)

Después de mis encuentros con presencias paranormales, en el pueblo abandonado de las inmediaciones del lago, estuve una época sin tener sueños premonitorios y eso me dio una tregua para poder centrarme en mi vida, mi tranquila vida en la casa del lago, así que pude compaginar el trabajo con el ocio que en esos días se reducía a lectura, mucha y muy variada, a pescar en la orilla del lago y poca cosa mas, mas que disfrutar de la naturaleza y cargar pilas por que dentro de poco tenia un viaje de trabajo a tierras andaluzas, a la otra punta de España para ser mas exactos, tenia que viajar a Cádiz.

Los días pasaron pronto, debe ser por eso que dicen que el tiempo pasa rápido cuando te lo pasas bien, y cuando me quise dar cuenta estaba en mi coche rumbo a Cádiz.

Es increíble y aunque parezca el eslogan de un anuncio de coches, me gusta conducir, y la sensación de viajar y cruzarte España es algo bonito y lleno de una variedad de colores y formas muy extenso y de cómo la fisonomía de pueblos y ciudades cambia según por la comunidad donde te vayas moviendo, en momentos como esos de soledad y viaje con la sola compañía de tu coche y la radio, te dan opción de pensar y analizar lo variopinto de cada uno de los pueblos que cruzaba, sus calles, sus gentes, el colorido de sus calles y ves lo diferentes que somos y a la vez en lo que nos parecemos. En fin que los contrastes y diferencias, son la riqueza cultural que tiene nuestro país.

Y dentro de la riqueza cultural, me tope en Cáceres, donde me pare a comer, a una pareja de guardia civiles que intentaron putearme no se por que razón, a veces me da por pensar que hay agentes que no saben lo que hacer con su tiempo y tienden ha hacer valer el poco poder que les queda de tiempos anteriores. Pues bien después de salir de comer del restaurante, donde había podido disfrutar de una buena torta del casar y de un exquisito guarrillo, observe que había una pareja de la benemérita rondando mi coche, me quede sorprendido por que uno de ellos incluso apuntaba cosas en su libreta, entonces me dirigí a ellos y les pregunte si había algún problema.

El que parecía llevar la voz cantante un tío grande, fornido y con bigote, el cual lucia los galones de capitán, me dijo que aquel coche era robado, como? robado? si claro pensé yo, robado de mi casa esta mañana cuando lo he cogido, le comente que no podía ser y rápidamente abrí el coche y le enseñe los papeles, no contento con eso me hizo enseñarles lo que llevaba en el maletero y seguidamente empezaron a registrar el coche sin mediar palabra, entonces fue cuando apareció mi vena mas contestataria y les dije que se pensaban que estaban haciendo, y el capitán me mando callar, por que allí mandaba el, según me dijo sin cortarse ni un pelo. Esa contestación me saco de mis casillas y no se me ocurrió otra cosa que decirle que le iba a denunciar, por abuso de autoridad y para que dije nada, casi me esposa y me lleva pa’lante, entonces como vi que no cejaban en el intento de encontrar algo en el coche, que yo no llevaba, en un momento de descuido les deje encerrados en el coche el cual si no tienes las llaves no se puede abrir por dentro, y me fui a denunciarlos, ya que si no acababa pronto con aquello no podría proseguir mi viaje y todavía me quedaban unos 400 kilómetros de viaje hasta Cádiz.

Cuando llegue al cuartel, me estaban esperando, ya que el capitán había dado la alarma para que fueran a buscarme, una vez aclare el tema con el guardia que en esos momento mandaba en el cuartel, el sargento Gutiérrez, que me comento que este hombre, el capitán, como así le llamaban, todavía no había aceptado su rol en aquel cuartel ya que lo habían degradado, precisamente por las continuas denuncias que habían recibido de el, a causa de su desmesurada forma por llevar las leyes a acabo y por su falta de respeto ante cualquier persona.

Así que una vez estaba todo aclarado, les pedí me acompañaran a rescatar a sus dos compañeros, al cabo García y al capitán Peláez, cuando llegamos al coche un tumulto de gente lo rodeaba riéndose y regocijándose de la estampa de los dos hombres de verde intentando que alguien les sacase del coche y que además se iban aligerando de ropa ya que a esas horas y dando el sol en el coche estaban empezando a pasar bastante calor.

Una vez allí solo tuve que desbloquear las puertas del coche para que ambos guardias civiles salieran de mi coche como alma que lleva el diablo, y se dirigían hacia mi, menos mal que se interpuso entre nosotros el guardia que me había acompañado, ya que iban con toda la intención de agredirme, yo escurrí el bulto a orden del otro guardia y me monte en mi coche, que olía choto, por la cohabitación de aquellos dos animales dentro del coche durante el rato que tarde en ir al cuartel.

Y proseguí mi viaje ya con el único objetivo de no parar hasta Cádiz, aunque me tendieran una emboscada en medio de la autovia, ya que no te puedes fiar ni de la guardia civil.

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