Érase que se eran unas navidades blancas, las cuales no eran tan blancas como parecían, habían pasado del blanco más nuclear al gris más triste y polulento, ya que la bonanza de las navidades pasadas, nada tenia que ver con la desesperanza de estas.
La vida había dado tantas vueltas que el pobre Benji había pasado de vivir en una familia acomodada y con toda clase de lujos, a tener que vivir con lo justo en casa de sus abuelos, por eso estas navidades estaban siendo especialmente duras para sus padres, pero sobre todo para el que había perdido la ilusión por los juguetes, los colores y pinturas que otros años había recibido y que este año serian sustituidos por un buen montón de nada.
A sus padres se les había ido de las manos el negocio que ambos regentaban, vinculado a la construcción y como no habían sabido guardar, como habían decidido exprimir a la gallina de los huevos de oro hasta el máximo y no reparar en gastos, ahora los especuladores que tanto les habían dado, se lo estaban quitando todo, hasta su casa.
El pobre Benji no podía entender como ni Papa Noel ni los Reyes magos este año no le iban a traer nada según le habían dicho sus padres, cuando años anteriores tenia todo lo que pedía y mas, era algo incomprensible pasar del todo a la nada, para un niño de tan solo 5 años.
Esa noche cuando se acostó tenia mucho frío, sus padres fueron los dos a acostarle y sus abuelos también, y no sabia por que se encontraba tan mal, sabia que desde que la navidad en su casa se había tornado gris y triste, todo había cambiado y sus visitas a casa del señor de la bata blanca, que le enchufaba a maquinas para jugar, hacia tiempo que no se producían, pero no entendía por que se encontraba mal y tenia frío, seria que la tristeza se apoderaba de el, y poco a poco se fue durmiendo.
De buena mañana Benji se despertó y parecía que estaba solo en casa de sus abuelos, todos habían desaparecido, llamo durante un buen rato a sus padres y a sus abuelos y nadie aparecía, hasta que en un momento dado una vocecilla de una niña que parecía salir del armario, le llamaba y le hizo acercarse a él, abrió la puerta y rodeada de una gran bola de luz, apareció una niña rubia de cara angelical, que le dijo ven Benji, acompáñame y la navidad volverá a ser feliz para ti, y como el se sentía abandonado y quería volver a ser feliz la cogió de la mano y se dejo llevar.
Sus padres y sus abuelos desconsolados lloraban al pie de la cama, la avaricia les había cegado y habían perdido todo a mano de los especuladores, los cuales no tenían sentimientos y les importaba poco la enfermedad de su pobre hijo, y si ya no tenían dinero para llevarle al oncólogo, y que la leucemia se lo llevara para siempre.
Pero fue su actitud negligente la que les arrastro a esta espiral de autodestrucción, la que les llevo a perderlo todo hasta su propio hijo. Así que todo a su alrededor se mantuvo gris casi negro durante casi toda su vida, hasta que aprendieron la lección pero ya fue demasiado tarde.
Benji fue feliz para siempre y esperando para volver a tener otra oportunidad de vivir con una familia que se preocupara de el siempre, esperando que gente como sus padres hubieran aprendido con su historia a guardar cuando había abundancia y a dar y vivir dentro de sus posibilidades, no por encima de ellas, ya que así cuando hubiera dificultades las podrían afrontar sin problemas, como en el cuento de la cigarra y la hormiga.
Y colorin colorao este cuento triste se ha acabado.
En una dimensión diferente
Bienvenidos a esta otra dimensión, donde las ideas y los pensamientos, van de la mano de experiencias vividas e historias de una ficción, de lo mas real.
sábado, 1 de enero de 2011
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