Cada mañana cuando el sol despunta por mi ventana, me acuerdo de esa sonrisa, entre picara y asombrada, que adorna tu mirada.
Que haría yo por tenerla a cada momento, cada segundo, cada instante del día, que podría hacer yo para tener a esa niña.
Pero esta mañana cuando amaneciste a mi vera, yo no podía creerlo, no podía salir de mi asombro, ya que lo anterior era tan solo un sueño, siempre habías estado a mi lado, pero en una suerte de pesadilla te había dado por perdida.
Y ahora era como volver a tener la Luna, sin tapujos, sin ambages toda para mi, solo para mi, sin metas ni horizontes, solo mirándote un escalofrió recorría mi espalda, por el miedo de volverte a perder.
Por fin me doy cuenta de lo que ha pasado, y en un sueño te había encontrado para no dejarte jamás.
Alegre sentimiento, al despertarme y verte, me siento tranquilo y aliviado por ver que te tengo siempre a mi lado.
Cada mañana, cuando aun el sol no ha amanecido querría sentirte a mi lado, para suplir el calor que por la ventana se escapa.
Frío de cada amanecer, brisa gélida en noches que no precisan de abrigo, noches calurosas de este verano de cambios.
Pero el miedo de perderte, se pierde cada mañana, cuando el sol resplandece por nuestra ventana.
En una dimensión diferente
Bienvenidos a esta otra dimensión, donde las ideas y los pensamientos, van de la mano de experiencias vividas e historias de una ficción, de lo mas real.
viernes, 23 de julio de 2010
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