Cambiando la percepción de lo vivido, no sabiendo el por que determinar, la suerte de un camino que no nos deja superar.
Barreras impuestas por la misma mano que nos da de comer, aunque vacilando el destino de las ansias de poder, mal inherente en la ambición, que nos puede recorrer, en peldaños de altas torres que de momento es imposible acceder.
Las consecuencias del desatino, de no saber imponer la postulación del deseo y del trabajo en un mayor grado de madurez.
No reflejamos el ansia, pero lo que si podemos hacer es demostrar nuestra valía en esta lucha de poder, no siendo ni mas ni menos que nadie, si no solo optando al premio redentor, de mas relevancia y responsabilidad a cambio de nuestro sudor.
La valía se demuestra en el día a día y no por un titulo o una etiqueta, ya que la experiencia vivida vale más que todo eso.
Aunque la frustración me arrastre a pensamientos de todo tipo, solo he de respetar la opinión que me merece mi esfuerzo y nada más, ya que lo que piense la gente ahí se puede quedar después de ingerencias entrometida en la vida de los demás.
Estando seguro del desempeño más que normal y contento por lo aprendido, no me sentiré desvalido ante una decisión preconcebida, ante una vaga opción para evitar problemas de sentido personal.
Trenes que perdemos a fuerza de esperar, esperemos que los venideros nos de una opción de montar, aunque buscando nuevos recorridos, por esta opción me puedo encontrar.
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