El Hombre del Lago (C21)

La vuelta de tuerca

No me podía creer lo que estaba viendo desde mi escondite frente a la casa de cristal, Juan había llegado y había tomado por el hombro a aquella mujer que definitivamente no era Lucia, y estaba en medio de una acalorado discusión, cuando Juan tomo por los brazos a la chica, que se parecía mucho a Lucia pero en rubia, y la zarandeo como tratando de sacarle información, y de pronto la soltó con tanta fuerza que cayó al suelo, y Juan salió corriendo.

Aprovechando la huida de Juan salí de mi escondite y me acerque donde estaba la chica, no sin antes asegurarme que Juan había desaparecido, la llame para que no se asustara con mi presencia, y ella yacía en el suelo llorando. Cogiendo su mano y limpiándole la cara de lagrimas, la ayude a levantarse del suelo y la dije “hola soy Hugo, siento que hayas tenido que pasar por esto para encontrarte conmigo, pero viendo la agresión de Juan ahora comprendo por que no ha venido Lucia”.

Ella tranquilizándose un poco me comento que era Raquel la hermana de Lucia, y que la había mandado allí para que hablara conmigo, Lucia estaba escondida en casa de una amiga de su hermana, ya que después de todo lo ocurrido y lo que me iba a contar era normal que Lucia quisiera desaparecer del mapa.

Me contó que la situación con Juan era ya del todo insostenible y dado su estado, que estado? La pregunte yo, y me contó que Lucia estaba embarazada, posiblemente de mí y posiblemente después de nuestro encuentro en Cádiz. En ese momento me quise morir no podía permitir que Lucia fuera fugitiva de su vida por culpa mía, así que le pedí a Raquel que me dijera donde estaba y yo intentaría lo mas discretamente ir a hablar con ella y si podía llevármela a un lugar seguro. Finalmente la pregunte que quería Juan, y me dijo que solo quería encontrar a Lucia...

Me lleve a Raquel del parque por donde yo había entrado y por tal de evitar un posible encontronazo con Juan, todo aquello tendría que acabar tarde o temprano, salimos del Retiro justo antes de que hubieran cerrado, cogimos mi coche nos fuimos adonde estaba Lucia, tenia que aclarar con ella muchas cosas, entre otras que iba a ser padre.

Raquel me indico que me dirigiera a un pueblo de las afueras de Madrid, Corpa, estaba a unos 40 Km. de la ciudad. Cuando iba por los bajos del Gurugú, el coche se deslizaba sinuosa y velozmente por las curvas del verde paisaje, y mi mente volaba pensando que iba a pasar con nosotros a partir de ahora que decisión tomaríamos, que haríamos para escapar del infierno en que nos habíamos metido o visto envueltos.

Cuando salí de aquel bonito pero oscuro paraje, solo alumbrado por los faros de mi coche y por la luna, ya me dirigí a la planicie entre pequeños valles y a unos diez minutos de allí me esperaba Lucia, para aclararlo todo y valorar esta nueva vuelta de tuerca que nos había dado el destino, para terminar de redondear nuestra peligrosamente pero vivida, vida.