Círculos

No sé si os lo habréis parado a pensar alguna vez, pero yo caí en la cuenta de ello, el otro día cuando caminaba por las deshabitadas calles de un pueblo del pirineo aragonés, y es que me di cuenta que nuestra vida gira siempre en torno a algo, como la tierra en su largo caminar solo gira en torno al sol.

Nuestra vida es un círculo lleno de círculos, circundantes, cada acción que realizamos en nuestra vida es rutinaria, casi perfecta y nos molesta mucho salirnos de ella o más bien que se rompa el círculo, si, todo lo que emprendemos vuelve a nosotros de una u otra manera. Todo lo que hacemos nos vuelve cual boomerang lanzado.

Todo gira en torno a algo, todo en nuestras vidas, todo en nosotros, vivimos en círculos perpetuos que avanzan, por la simple formación de otro circulo, en el que entramos, con el paso de los días, semanas, meses o años.

Así que eso me dio por pensar el otro día cuando paseaba, ya que el paseo discurrió en forma circular, como todas las cosas que hacemos, es un circulo, que nosotros elegimos marcar y que se concatenara con los siguientes, como simbolizan los anillos de un enlace nupcial.

Cuando falta…

Vivimos faltos de muchas cosas, y embrutecidos de otras, pero cuando nos falta el cariño, por alguien, de alguien, nos entristecemos, entrando en una espiral de tristeza y de búsqueda insistente para no caer en el ostracismo y en el olvido.

Hay que comunicarlo, hay que expresarlo, hay que sentirlo, el cariño es gratis y necesario, para alegrar nuestras cuadriculadas y poco coloridas vidas, y cuando nos veamos faltos de él, lo primero es demostrarlo para así demandar su carencia en nuestras vidas.

Demuestra el cariño que sientes a los que quieras y así nunca te encontraras falto y si no es así, exprésalo para no quedarte parado en la inquieta cuerda desasosiego.

Desorden

El desorden de lo establecido, corrompe mis ideas bajo un manto de negra duda. La duda me invade cuando pienso en parte de lo vivido y por vivir, conjunto de sensaciones difícil de explicar, pero con triste o incierto final, lo mire por donde lo mire.

Decisiones difíciles y de amargo despertar, a veces las oportunidades se desojan cual flor caduca en el principio del otoño, pero no son tan claras como cabía esperar, lo miro y no lo veo, lo miro y no lo siento, la vida pasa más rápido de lo esperado y desaprovechamos las oportunidades por miedo al que dirán, al que pensaran, por miedo al escarnio público, desaprovechamos oportunidades por no salirnos del orden establecido, aunque hay veces, que ese dejar pasar las cosas te duele, como un puñal en el corazón, te duele como hacía tiempo que no te dolía, son los dolores del alma lo que te atenazan, pero sin embargo tienes la fuerza suficiente para poderlo superar, volviendo a la realidad de tu rutinaria y retorica vida, que en parte te gusta, y en todo lo demás asumes, pero añoras lo que no tienes y pudiste tener.

Me asalta la duda y busco salidas, demasiadas a veces para tan corta expectativa, pero me gusta jugar en el desorden, con la esperanza de poder ordenar lo necesario, para vivir mi vida, tal y como yo decida.

Inspiración

Mi musa me ha visitado, como he podido saber eso?, pues muy fácil, la inspiración te envuelve y solo tienes ganas de expresar, de expresar aunque no puedas, de expresar aunque no debas, pero las ideas y los pensamientos fluyen como una cascada de agua de imparable e infinito final.

A veces la vida te trae sorpresas que no puedes controlar, que te llenan de alegría y tristeza, y te inspiran miles de pensamientos contradictorios, por eso, este tipo de sorpresas en forma de musa de la inspiración, te dan alas para poder expresar las cosas que quieres, y no debes o que quieres y no puedes, o que simplemente quieres, una facilidad de conducción, para esa maraña de ideas que suelo tener en mi cabeza.

Si expresara todo lo que siento, no sería más libre, quizá sería más preso de mis propios sentimientos, pero ese soplo de brisa fresca que ha sido la aparición de mi musa, me hace ser más consecuente con mis actos más irracionales y así poder estar más lucido a la hora de expresar lo que siento.

Pero no puedo decir todo lo que pienso o siento, o al menos no todo del todo, por una simple razón, ya que el todo del todo, queda entre mi musa y yo, ya que a veces, que hay que guardar parte de lo que sientes o piensas, para cuando tu musa te abandona.

Diarios de Invierno: Etapa final, vuelta a casa.

Pues bien todo llega a su fin, como dice la canción de Triana y después de haber pasado dos días y tres noches en la comarca del Sobrarbe, todo vuelve a la pura y dura realidad.

Hoy día 8 de Diciembre he sido el primero en levantarme, son la 10h de la mañana y hoy parece que nuestro ritmo va a ir más despacio, es lo que tiene, tener que recoger los bártulos para irte de nuevo a casa, siempre que voy a un sitio nuevo y de características similares a las que hemos podido ver estos días, una parte de mi siempre quiere quedarse, por eso todo se te hace más pesado y recoges, y lo haces con desgana।

El balance de estos días es muy positivo, siempre me gusta conocer sitios nuevos y más si tiene que ver con las raíces de mis amigos, desde luego el viaje a sido bueno para mí y creo que para todos, ya que después de varios meses sin más fiestas que los fines de semanas normales, ya empezaba a estar un poco cansado. Y este contacto con la naturaleza y con una parte de la España profunda que no conocía, me ha ido bien para despejar un poco mi cabeza, que no para olvidar todo lo que tengo en mente.

En definitiva a sido un agradable viaje, que me ha reencontrado con la nieve, el frio y la historia antigua de los restos de una España que en su día fue medieval y que siglos después sufrió la violencia de una guerra civil y el hastío de la represión franquista, y que aun en día podemos ver latente, los restos o la herencia de aquellos tiempos, en algunos de sus pueblos.

Mucha historia y poco tiempo, pero al fin y al cabo, un lugar para volver, así que gracias Jaume!, por abrirnos las puertas de tu casa y de parte de tus raíces.

Diarios de Invierno: Segunda etapa, Ligüerre de Ara, Jánovas y la antigua Ainsa

Ayer después de nuestra primera etapa, tuvimos una tarde-noche, lúdico-deportiva en casa, la parte lúdica estuvo bien, de la deportiva no voy a hablar…, la verdad que con las temperaturas que hay a partir del ocaso en esta comarca, y en esta época del año, no apetece mucho estar por la calle. Al final después de dar buena cuenta de una botella de licor de miel, y con el cansancio acumulado del día, el sueño hizo mella en nuestro grupo, y por segunda noche consecutiva me quede dormido viendo un capitulo de South Park.

Hoy es 7 de diciembre, me he levantado y he preparado el desayuno, tortitas de puche, desayuno herencia de mis raíces extremeñas, y después de dar buena cuenta de las tortitas, nos preparamos y disponemos a comenzar el día.

Hemos cogido el coche y nos hemos dirigido a nuestra primera parada, Ligüerre, pueblo del valle del Ara, rio que baña la comarca, y en el cual nació la madre de Jaume. La carretera de acceso a esa zona, me ha acojonado bastante, aparte de ser estrecha, el pavimento era bastante inestable, y como en casi todas las partes de este lugar, las carreteras están mojadas, por la continua presencia de nieve y hielo. Mas que pueblo es una aldea, bonita y a la falda de una montaña, y separado de la carretera comarcal por el rio Ara. En estos pueblos poco poblados y en las faldas del Pirineo de Huesca, están comenzando a proliferar las casa rurales una buena manera de subsistencia. Vamos a la casa del tío de Jaume o la casa donde nació su madre, el tío de Jaume, Ramón, se le ve un hombre curtido en estas tierras, pero de una amabilidad impropia de un soltero, cincuentón y que vive solo en un pueblo de 30 personas.

He podido observar que tanto ayer como hoy, en las casas de los distintos pueblos visitados, en sus chimeneas, reposa una figura, de forma cónica o en cualquier caso puntiaguda, que al parecer sirve para ahuyentar a las brujas, parte de la historia fantástica de estas tierras.

Después de pasear un rato por las calles de Ligüerre, pese a lo pequeño que es, tiene un encanto especial, y que me recuerda a mis veranos en Sanabria, pasamos unos minutos visitando a Ramón, el tío de Jaume, y desde allí nos dirigimos a Jánovas.

Janovas en apariencia es un pueblo abandonado, pero encierra una historia que nos dice todo lo contrario, no fue abandonado, si no que fue expropiado, expropiado por el gobierno franquista, para la construcción de uno de sus fastuosos embalses, que jamás se construyo y aun hoy las familias afectadas siguen pleiteando para volver a recuperar sus hogares y tierras.

El acceso al pueblo tiene paso por un par de puentes que cruzan el rio Ara y unos de sus riachuelos afluentes, todo el recorrido a pie puesto que no pueden pasar los coches, parece que estemos en una zona minera más que en una zona en la falda de los Pirineos, en el camino encontramos los restos de lo que pudo ser el apartadero del rio para la construcción de la presa. Parece que estemos caminando hacia un mundo perdido y olvidado, pero nada más lejos de la realidad, los campos del pueblo están trabajados y según dicen cada año todavía los antiguos propietarios del pueblo o sus descendientes, celebran las fiestas patronales en el propio pueblo.

El pueblo, de calles estrechas, está situado en la ribera del rio Ara, contando con una vista privilegiada de gran parte del valle, un pueblo con todas sus casas medio derruidas y llenas de vegetación silvestre, parece que allí haya ocurrido una guerra, y comentamos que allí se han filmado algunas películas, emulando zonas de guerra. Nos detenemos a fumar y charlar junto a la Iglesia del pueblo situada en la zona más alta de la villa, no sin antes haber chafardeado un poco entre sus muros, desde luego la iglesia es la única construcción, que aún conserva su estructura completamente intacta, y desde allí emprendemos el camino de vuelta, visitando otra parte del pueblo de Jánovas y volviendo sobre nuestros pasos hacia el coche, ahora nos dirigimos hacia Labuerda donde comeremos, y muy bien por cierto.

Después de comer visitamos el casco antiguo de Ainsa, parte del pueblo que es de construcción medieval, ya que aparte tiene las murallas del antiguo castillo que reposaba en lo alto de la villa, visitamos la iglesia que es bastante curiosa, por pequeña e intricada como por el enorme campanario que la preside. Puedo constatar que la mayoría del turismo encontrado en esta zona es catalán, cosa curiosa porque parece que estas en algún pueblo de los Pirineos catalanes.

La verdad que hoy la temperatura ha ascendido un poco y se hace muy agradable pasear por las bonitas calles de piedra de Ainsa. El paseo nos transporta a otro tiempo, ya que es lo que evoca el casco antiguo de Ainsa.

Volvemos a casa y ya nos disponemos a pasar la última noche en estas frías pero acogedoras tierras, mañana volveremos a Barcelona y a ver como acabamos la noche…

Diarios de Invierno: Primera etapa, Bielsa y el Parque Natural de Ordesa

Ayer salimos de viaje a Huesca, más exactamente a Ainsa, a casa de mi amigo Jaume, y esto ha dado pie a que escriba un par o tres de relatos sobre lo vivido estos días en tan frías y mágicas tierras, frías porque estamos a 6 de diciembre y estamos en la falda de los Pirineos y mágicas porque en estos pueblos de piedra y pizarra, hay muchas historias que hablan de brujas, e historias relacionadas con lo fantástico, y también con lo terranal y crudo, como la guerra civil española y el franquismo.

Esta mañana cuando me he levantado, Jaume ya estaba preparando el café, poco a poco todos se han levantado, José el siguiente y por ultimo Miriam. Después de desayunar hemos ido a comprar el almuerzo en un supermercado de Ainsa e iniciamos el ascenso hacia el parque natural de Ordesa, mas exactamente al valle de Pineta. Pasado Bielsa fuimos hasta el parador de Bielsa situado a 1300m de altura y allí dejamos el coche, he iniciamos el ascenso a pie a eso de las 11’30h, 4km de ida 4km de vuelta.

Contando con el hándicap que era nuestra indumentaria, totalmente inapropiada, tanto en ropa como en calzado, nos adentramos en un paraje como el de una película americana, tal y como habíamos comentado en el coche en el camino de subida, tomamos la senda del bosque de hayas caducifolias, que en esta época dormitan, tras haberse despojado de su follaje, y a partir de aquí todo el camino será sobre nieve, sin poder abandonar la senda ya que a los lados la nieve te cubre unos 50cm. Entre los puentes cascadas y personas que nos hemos encontrado por el camino, me quedo con una familia vasca que era bastante peculiar, pero bueno ahora no entraremos en esos detalles, hemos intentado ascender hasta el refugio de Goriz o de Pineta, pero se nos ha hecho imposible llegar tras no llevar el equipo adecuado.

Nos volvemos cuando habíamos subido hasta los 1600m de altura. La bajada ha sido más complicada ya que después de una mañana fría, la nieve del camino a seguir era hielo, pero aun así nadie ha posado sus posaderas en la nieve, a mitad de camino de bajada nos hemos parado a comer en una hendidura de la pared de roca, producida por la erosión de la nieve en los continuos inviernos. Allí nos hemos hecho y comido unos bocadillos, la verdad que la estampa era bastante curiosa, parecíamos el portal de Belén, como alguna había comentado, y después hemos proseguido la marcha, ya a esas horas no nos hemos cruzado con casi a nadie, eran las 16h, y por fin hemos llegado al coche.

De allí nos hemos ido a Bielsa a tomar un café para recomponer un poco el calor perdido durante todo el día, y a ver un poco ese fortín del bando republicano durante la guerra civil, y salida hacia Francia, a las faldas del Pirineo, un pueblo pequeño pero dividido por el rio Cinca y de constitución intrincada y de calles estrechas, pero amplia plaza de estilo medieval y como no con casas de piedra y pizarra, para los contratiempos de la nieve.

Y por fin hemos vuelto a casa, para asearnos y descansar del duro pero gratificante día de nieve, son las 18h y me dispongo a escribir la primera etapa de nuestro viaje…

De Pasajero

Ayer fui de pasajero en un coche, de viaje, y eso me hizo pensar…

Os acordáis aquellos años en que íbamos de viaje en el coche, de niños, cuando íbamos al pueblo, de veraneo o de vacaciones y mirábamos por las ventanillas para distraernos, ya que por aquel entonces no existían ni los dvd’s, ni las pantallas planas integradas en los reposacabezas, no había nada de eso y te tenias que entretener mirando el paisaje, durmiendo, o mirando a los otros coches. Por aquel entonces me daba por preguntarme dónde irían los coches de al lado, me imaginaba que seguramente tendrían unas vacaciones distintas a las mías, mas al estilo de las películas americanas, que otra cosa, o pensaba en la chica que me iba a quitar el sueño, ese verano o la que me lo había quitado durante todo el año en Barcelona, pero ahí ya no era tan crio o sí… Pero también me fijaba en las matriculas de los coches, ya que antes, más que ahora, podías encontrarte a gente de tu ciudad, en una caravana a miles de kilómetros de tu ciudad, y saberlo porque en la matriculas veías de que ciudad era cada coche o ver coches de Madrid, Valencia, Sevilla, en los lugares más alejados a su ciudad y pensaba, jo si que va lejos la gente, sin pensar que yo siempre que salía de mi ciudad para ir de vacaciones me iba a la otra punta de España, pero bueno es lo que tiene la ingenuidad de un niño.

También se podía dar el caso que cruzando una ciudad grande como Madrid, vieras otro coche de Barcelona y te hacía ilusión, y pensaba que atrevidos somos los catalanes, mira dos familias de catalanes aquí en medio de Madrid, y no pasa nada, jejejeje, o cuando se veían dos coches de la misma ciudad en otra ciudad alejada y se saludaban haciendo sonar sus cláxones, eran otros tiempos, no mejores simplemente otros tiempos.

Pues si ahora cuando vamos en coche, a parte que casi nunca podemos mirar por las ventanillas ya que vamos conduciendo, ya no se ve en las matriculas de los coches, de donde somos cada uno y eso cuarta el imaginario infantil y adulto, ya que los adultos también imaginamos, quizá menos, pero si puedes permitírtelo, y observar el paisaje y a los otros coches, puedes dejar correr la imaginación. Pues esa sensación la tuve ayer, desde hacía muchos años no viajaba como pasajero en un coche y me dio que pensar, cuando en cada coche que veía, podía observar que los niños tenían pantallas, donde sus padres les habían puesto la peli de dibujos de turno, para que no den la lata, o la consola para que jueguen y no para que no piensen o imaginen, si no para que no molesten, pero sin pensar que así cuartamos su imaginación.

Bueno en definitiva hacía mucho tiempo que no iba de pasajero en un coche, de viaje y eso me hizo pensar y recordar tiempos pasados, cuando la imaginación era el juguete más potente que un niño tenía.