Ayer salimos de viaje a Huesca, más exactamente a Ainsa, a casa de mi amigo Jaume, y esto ha dado pie a que escriba un par o tres de relatos sobre lo vivido estos días en tan frías y mágicas tierras, frías porque estamos a 6 de diciembre y estamos en la falda de los Pirineos y mágicas porque en estos pueblos de piedra y pizarra, hay muchas historias que hablan de brujas, e historias relacionadas con lo fantástico, y también con lo terranal y crudo, como la guerra civil española y el franquismo.
Esta mañana cuando me he levantado, Jaume ya estaba preparando el café, poco a poco todos se han levantado, José el siguiente y por ultimo Miriam. Después de desayunar hemos ido a comprar el almuerzo en un supermercado de Ainsa e iniciamos el ascenso hacia el parque natural de Ordesa, mas exactamente al valle de Pineta. Pasado Bielsa fuimos hasta el parador de Bielsa situado a 1300m de altura y allí dejamos el coche, he iniciamos el ascenso a pie a eso de las 11’30h, 4km de ida 4km de vuelta.
Contando con el hándicap que era nuestra indumentaria, totalmente inapropiada, tanto en ropa como en calzado, nos adentramos en un paraje como el de una película americana, tal y como habíamos comentado en el coche en el camino de subida, tomamos la senda del bosque de hayas caducifolias, que en esta época dormitan, tras haberse despojado de su follaje, y a partir de aquí todo el camino será sobre nieve, sin poder abandonar la senda ya que a los lados la nieve te cubre unos 50cm. Entre los puentes cascadas y personas que nos hemos encontrado por el camino, me quedo con una familia vasca que era bastante peculiar, pero bueno ahora no entraremos en esos detalles, hemos intentado ascender hasta el refugio de Goriz o de Pineta, pero se nos ha hecho imposible llegar tras no llevar el equipo adecuado.
Nos volvemos cuando habíamos subido hasta los 1600m de altura. La bajada ha sido más complicada ya que después de una mañana fría, la nieve del camino a seguir era hielo, pero aun así nadie ha posado sus posaderas en la nieve, a mitad de camino de bajada nos hemos parado a comer en una hendidura de la pared de roca, producida por la erosión de la nieve en los continuos inviernos. Allí nos hemos hecho y comido unos bocadillos, la verdad que la estampa era bastante curiosa, parecíamos el portal de Belén, como alguna había comentado, y después hemos proseguido la marcha, ya a esas horas no nos hemos cruzado con casi a nadie, eran las 16h, y por fin hemos llegado al coche.
De allí nos hemos ido a Bielsa a tomar un café para recomponer un poco el calor perdido durante todo el día, y a ver un poco ese fortín del bando republicano durante la guerra civil, y salida hacia Francia, a las faldas del Pirineo, un pueblo pequeño pero dividido por el rio Cinca y de constitución intrincada y de calles estrechas, pero amplia plaza de estilo medieval y como no con casas de piedra y pizarra, para los contratiempos de la nieve.
Y por fin hemos vuelto a casa, para asearnos y descansar del duro pero gratificante día de nieve, son las 18h y me dispongo a escribir la primera etapa de nuestro viaje…
En una dimensión diferente
Bienvenidos a esta otra dimensión, donde las ideas y los pensamientos, van de la mano de experiencias vividas e historias de una ficción, de lo mas real.
lunes, 8 de diciembre de 2008
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