Princesas

Rodeado, vivo de ellas, cada una con su manera de ser, con sus destrezas, sus alegrías y sus penas, con las ganas de vivir, de la que vive con la capacidad de llevar su casa a cuestas, ellas son princesas.

Aunque los tiempos han cambiado, no dejan de ser princesas, como en los cuentos de hadas, mujeres de hoy en día con una gran entereza, capaces de todo aunque algunos no quieran.

Día a día lo veo, en la mía la primera, dulces y cariñosas, sentidas y coquetas, con gran responsabilidad y librándose de sutilezas, como las que han vivido en mayor o menor medida, la desgracia de la impaciencia, sin saber comprender que todas sois princesas.

Con mejor o peor carácter, siempre con las complejidades que nos acercan y nos alejan, aunque cada vez mas comprendidas por los que os rodean.

Paso a paso hacemos el camino, hacia una mejor convivencia, por que merece la pena luchar por nuestras princesas.

Mujeres que conocemos, mujeres que nos cuidan, con las que siempre tendremos el vinculo especial, para respetar a las que nos dan la vida, princesas.

Princesas de un cuento infinito, como decía la canción, ya que son las que nos rodean, las que nos animan y nos cuidan, las que nos alegran el día y nos dan la fuerza para luchar un poco cada día.

Pueden ser tu madre, tu amiga o tu abuela, tus compañeras y confidentes, y la que aguanta tus impertinencias y comparte contigo su vida, da igual todas son princesas.

Aunque entre ellas haya luchas de poder, como la leona que defiende a sus fieras, aunque entre ellas se quieran y se odien, se critiquen o se veneran, ellas son princesas.

Y aunque en la debilidad se escuden, tienen en si mucha fuerza, ya que pueden con todo y de todo hacen tarea.

Gracias al cielo nos complementamos y no estamos aquí para joderlas, como algunos hacen, como algunos intentan. Si no para ayudarlas y entenderlas, y poder disfrutar así de su ternura y su entereza.

Por que la vida es más bonita con ellas, sentados en un banco, en un coche o en la acera, compartiendo su vida o simplemente conociéndolas, por que ninguna cosa en la vida vale más la pena que ellas, nuestras queridas princesas.