Desde mi terraza

Que veo cuando miro al mundo?, que veo sin no te veo a ti?, que ves cuando me miras?, preguntas que tienen sus respuestas, pero no todas pueden ser dadas por mi.

Últimamente veo el mundo desde un prisma mas descreído, mas escrupulosamente, creo que la degradación a la que esta llegando nuestra sociedad es importante, y no lo digo por la crisis que vivimos, lo digo por la deshumanización de la misma.

La mayoría de la gente va a la suya, mirando solo para su propio bien, sin preocuparse en lo más mínimo, de la gente que le rodea.

En el día a día, veo muchos casos de ese tipo, aunque yo intento rodearme de buena gente y creo que lo consigo, mi circulo de amistades tanto en mi vida profesional, como en mi vida personal, es bastante rico, pero conforme te vas alejando del centro del circulo, mas o menos a partir de la tercera o cuarta línea, observo que la gente se vuelve mas vil e interesada, y eso me hace pensar.

Aunque últimamente, me estoy acostumbrando a mirar el mundo desde mi terraza, y la vista me desvela muchas e interesantes cosas, dándome una visión mas global, menos cercana, como mi circulo de amistades, por muy amplio que sea.

Y me da una visión del mundo, de mi pequeño e insignificante mundo, que rivaliza con la visión más pesimista del mundo que percibo fuera de mi pueblo, de mi ciudad, fuera de mi vida cotidiana.

Una de las cosas que puedo ver desde mi terraza es como sigue habiendo clases, cada vez menos, pero todavía puedo distinguir las fronteras que hay entre los barrios pudientes y los barrios sur, unos en la montaña y otros en vaguada. Aunque todo se arrejunta con esto de la crisis, para bien o para mal, pero es así.

Otras cosas que veo que todavía en mi barrios los niños salen a la calle a jugar, algo que les ayudara en su vida para desenvolverse en un mundo más global, pero claro todo ello propiciado por las amplias zonas de recreo que existen y hoy por hoy se están renovando.

A raíz de esto ultimo, veo otra cosa clarísima y es que las obras y lo que ello conllevan, nos muestran como la mano de obra es escasa y poco cualificada, lo que conlleva errores, que hacen retrasar la obra o tener que rehacer algo ya hecho, y detrás de todo estoy seguro que esta la mano especuladora y retorcida de la economía sumergida.

En fin, también veo lo verde que esta ya todo, ya que puedo ver el verde de diferentes tonalidades del parque de Can Vidalet y el verde oscuro de la montaña de Collserola, cada vez mas entremezclado con el anaranjado del ladrillo que la va comiendo terreno.

También puedo ver el avance de un barrio de trabajadores, con el trabajo diario de mucha gente, las tiendas, bares, negocios de todo tipo y sobre todo la gente. La gente que dado su origen charnego o extranjero han importado sus tradiciones, que junto a la catalana que han adoptado nos da una riqueza cultural bestial y su manera de confiar en la gente y en ayudarse los unos a los otros, para que todo vaya avanzando, ni muy deprisa ni muy despacio, al ritmo de la gente.

Puedo observar el impulso de las nuevas generaciones en el campo de futbol, y como la gente pasea, descansa o charla por la rambleta que ya empieza estar en plena ebullición, “los abuelos nos invaden” diría algún pájaro de mal agüero, con jocosa intención, pero la verdad que la vida que se respira desde aquí es impresionante y libre de etiquetas temporales, ya que la vida es vida, tengas uno u ochenta años.

Desde mi terraza puedo percibir una gran y diversa gama de aromas que impregnan el ambiente, como por ejemplo varios tipos de frituras, desde unos morros a unos churritos recién hechos, el verde de los árboles y el frescor de las fuentes que adornan la rambleta y puedo ver una gran gama de colores, los colores de la gente, los colores de la multiculturalidad.

Con lo cual si tú miras por tu ventana también puedes ver, por eso siempre quise tener una terraza, un espacio abierto al mundo y que te deja observar la vida, conforme se va realizando, y de todo ello algo positivo he sacado.